
Thomas Lojek
Todd VanLangen:
The Aftermath of Killing
From a Sniper’s Perspective
Todd VanLangen es tirador de competición, veterano de Operaciones Especiales del Ejército de EE. UU. (ret.) e instructor de entrenamiento táctico.
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Las consecuencias de matar: la perspectiva de un francotirador
Una parte fundamental del trabajo de un francotirador es la capacidad de compartimentar y convivir con el hecho de quitar la vida a otro ser humano.
Los francotiradores de Operaciones Especiales (SOF) —y la mayoría de las unidades de las fuerzas del orden (LEO)— se someten a numerosas evaluaciones mentales, entrevistas y pruebas antes de ser seleccionados para iniciar su formación.
Además de las evaluaciones básicas del tipo “¿Eres un maniaco homicida?”, existen pruebas diseñadas para determinar si poseemos la capacidad de quitar una vida, seguidas de evaluaciones posteriores para confirmar que podremos hacerlo de nuevo.
Los “francotiradores de un solo disparo” son una realidad y pueden generar importantes problemas de seguridad para los comandantes de las fuerzas terrestres en operaciones posteriores.
Somos examinados minuciosamente para asegurar que mataremos cuando llegue el momento, pero nunca se evalúa nuestra capacidad para soportar la enorme carga de matar de una forma tan íntima.
Creo que es hora de que empecemos a hablar de ello.

Guerra y matar: la ilusión de Hollywood frente a la realidad
Hollywood suele presentar el acto de matar como un interludio romántico que el vencedor olvida de inmediato al terminar el combate, y nada podría estar más lejos de la verdad.
Hace poco asistí como instructor invitado a un curso de tiradores de precisión para fuerzas del orden (LEO Marksman).
Durante una de las pausas, estaba conversando con otro antiguo miembro de Operaciones Especiales.
Como suele ocurrir, recordábamos los “días de gloria”, hablando de cómo abatíamos múltiples objetivos hostiles cada noche en Sadr City, Irak, cuando noté que un par de los estudiantes más jóvenes de LEO nos observaban y escuchaban con evidente horror.
“¿Cómo pueden vivir con haber matado a tanta gente?”, preguntó uno de ellos.
La mejor respuesta que pude darle fue que todos fuimos seleccionados por nuestra capacidad para mantener la resiliencia mental y compartimentar “las cosas malas”.

Vivir con los fantasmas: en realidad no lo sé…
La verdad es que no sé muy bien cómo he conseguido sobrellevar los fantasmas que me persiguen de forma constante.
Los que tenemos la fortuna de ser resilientes somos muy pocos en comparación con la gran cantidad de tiradores de precisión que sirven actualmente dentro y fuera del territorio continental de EE. UU. (CONUS y OCONUS).
Y creo que ha llegado el momento de hablar sobre cómo contrarrestar las “apariciones” que, sin duda, acompañarán a cualquier francotirador que ejecute un disparo letal.
En cualquier caso, creo que es hora de asegurarnos de que quienes aspiran a convertirse en francotiradores reciban información completa sobre las consecuencias de quitar una vida.
Las muertes en situaciones de “vida o muerte” son lo que afronta el 99 % del personal militar y de las fuerzas del orden, y llevan consigo una carga que se arrastra durante toda la vida.

El peso psicológico de un disparo deliberado
Tomar en una fracción de segundo la decisión de quitar la vida a otro ser humano en un tiroteo es, en mi experiencia, mucho más fácil de asimilar mentalmente que dedicar un largo periodo a observar a un individuo de forma cercana y personal a través de una óptica de gran aumento.
Cuando sigues a un objetivo hostil a través del visor, lo ves como la persona que es.
Si lo observas el tiempo suficiente, verás sus emociones, sus gestos y sus manías.
En algún momento comprendes que ese objetivo es un ser humano, no solo una silueta de acero en un campo de tiro, y que tienes el poder de apagarlo de forma permanente.
Una vez tomas la decisión de eliminarlo, la imagen de su rostro queda grabada para siempre en tu memoria.
Esa imagen surgirá de forma aleatoria durante el resto de tu vida, sin importar lo que hagas para intentar evitarlo.

Rostros que nunca se desvanecen
Hubo un tiempo en el que pensé que, después de haber matado a suficientes personas, todos los rostros de los muertos se mezclarían y quizá dejarían de resultar tan punzantes.
Me equivocaba.
Empeora.
He llegado a la conclusión de que la carga de quitar la vida a otro ser humano implica revivir ese momento para siempre.
La diferencia está en cómo lo gestionas mentalmente.
Encontrar tu propia forma de sobrellevarlo
Al igual que cada situación para un francotirador es distinta, cada persona también lo es, y no voy a sentarme aquí a decirle a nadie cómo debe afrontar sus propios demonios.
Lo que sí puedo decir es que, como operador, te corresponde buscar tu propio modo de hacerlo.
Habla con quienes tienen más experiencia que tú sobre cómo lo manejan ellos y, lo más importante, ayuda a enseñar a la generación más joven cómo lo haces tú.
Existen profesionales especializados en desarrollar resiliencia mental: búscalos.
Establece un programa para ti y para tu equipo que permita fortalecerse tanto mental como físicamente.









