Thomas Lojek

Ken Witt: Dominando el Liderazgo Táctico

La experiencia táctica de Ken Witt abarca una carrera de 25 años en las fuerzas del orden —con 14 años de experiencia en Armas y Tácticas Especiales (SWAT) y más de 30 años de servicio militar activo y en la reserva—, principalmente en las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos.

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SWAT necesita liderazgo táctico efectivo

Los equipos tácticos de las fuerzas del orden se despliegan cuando una situación es peligrosa, compleja o los métodos convencionales no pueden resolver la crisis.

Para asegurar el éxito operativo —y no depender de la buena fortuna o de resultados accidentales— SWAT necesita un liderazgo táctico efectivo.

La calidad del liderazgo depende de la profundidad de los atributos y las competencias fundamentales de un comandante.

Los atributos —adquiridos a lo largo de una vida— ofrecen una visión del potencial de liderazgo; sin embargo, son las competencias —habilidades obtenidas mediante la educación, el entrenamiento y la experiencia— las que proporcionan la capacidad de liderar con éxito.

En plena crisis, el éxito operativo depende de la competencia táctica del comandante.

La planificación táctica está determinada por la situación y las circunstancias, a su vez influenciadas por tres variables interconectadas: los cursos de acción del sospechoso, el tiempo operativo y el espacio del escenario de crisis.

Estos elementos se consideran variables en el sentido de que pueden manipularse tácticamente.

Al anticipar los cursos de acción del sospechoso, los comandantes desarrollan estrategias defensivas para contrarrestar las amenazas previstas.

Al aprovechar el espacio y el tiempo, crean estrategias ofensivas en las que el sospechoso queda sin opciones viables.

Las competencias de un líder táctico deben incluir la capacidad de identificar estas variables y manipularlas en su beneficio.

El uso de Procedimientos Operativos Estándar

En el siglo VI a. C., el teórico militar Sun-Tzu afirmó que un líder exitoso debe conocer al enemigo y conocerse a sí mismo.

Veintiséis siglos después, la vigencia de ese principio se mantiene intacta.

Conocer al sospechoso es producto del proceso de recolección de inteligencia, que permite a un comandante determinar y evaluar los posibles cursos de acción (COA).

Los COA comprenden una secuencia de acciones que el sospechoso está ejecutando o probablemente ejecutará en el futuro inmediato.

La evaluación inicial incluye los objetivos y capacidades conocidos del sospechoso, sus acciones recientes, posición dentro del escenario de crisis, armas, y la presencia o ausencia de rehenes.

Esta evaluación puede modificarse a medida que se obtiene más inteligencia, e incorporar las posibles respuestas del sospechoso a las acciones de las fuerzas del orden.

Una vez determinados los COA potenciales, se clasifican por probabilidad y nivel de amenaza: el curso de acción más probable y el más peligroso.

Los planes de contingencia son esenciales para contrarrestar los COA del sospechoso.

Las contingencias derivan del plan deliberado o inmediato del equipo y modifican su conducta en respuesta a las acciones del sospechoso.

El uso de Procedimientos Operativos Estándar —un conjunto predefinido de tácticas, técnicas y procedimientos— permite incorporar rápidamente un conjunto complejo de instrucciones dentro de un plan de contingencia.

Espacio del escenario de crisis y tiempo operativo

Una consideración estratégica en la planificación táctica es la creación de un dilema táctico: colocar al sospechoso en una situación donde cualquier curso de acción pueda ser explotado.

Los comandantes crean dilemas tácticos explotando las variables de espacio y tiempo.

Explotar el espacio del escenario de crisis implica negar al sospechoso la libertad de movimiento y las posiciones de ventaja.

Explotar el tiempo operativo implica interrumpir su línea temporal o retrasar su reacción ante las acciones de las fuerzas del orden.

El experto táctico Charles “Sid” Heal (LASD Special Enforcement Bureau Commander) identificó cinco técnicas para crear dilemas que explotan el espacio y tres que explotan el tiempo.

Todas pueden emplearse de forma individual o combinada.

Los dilemas espaciales se centran en la libertad de movimiento y las posiciones de ventaja.

Los campos de fuego cruzados (letales y menos letales) limitan la movilidad del sospechoso.

Los agentes químicos pueden negar espacio al forzar al sospechoso a abandonar una posición de ventaja o impedirle ocupar una nueva.

Los sospechosos pueden ser inducidos a asumir una falsa percepción mediante una distracción engañosa que desvíe la atención de la actividad policial.

El despliegue de sistemas de armas de forma que exploten las debilidades del sospechoso puede obligarlo a exponerse en un intento por recuperar la ventaja.

Por último, anular el valor de su posición: si la oscuridad le favorece, iluminar el espacio.

Los dilemas de tiempo se enfocan en retrasar la acción del sospechoso.

La técnica más común es la sorpresa, generada al actuar en un momento o lugar inesperado, o al emplear una táctica imprevista.

Otra es la distracción fisiológica, por ejemplo, mediante un dispositivo de ruido/destello (flash-bang), que degrada los sentidos del sospechoso y ralentiza su respuesta.

El uso de técnicas coordinadas

Las tácticas abrumadoras, como los asaltos iniciados por francotiradores, limitan la capacidad del sospechoso para responder; deben aplicarse dentro de los límites de la política de uso de la fuerza de la agencia.

Es esencial distinguir entre el tiempo operativo como variable y el tiempo operativo transcurrido, que es irrecuperable.

Durante una crisis en desarrollo, cuando el tiempo para planificar se vuelve escaso, conviene recordar el proverbio italiano: “Lo mejor es enemigo de lo bueno.”

El general George Patton lo expresó como principio táctico al advertir que el tiempo perdido por una planificación excesiva suele traducirse en oportunidades perdidas.

En otras palabras, se gana tiempo con el diseño e implementación eficientes de un buen plan, en lugar de invertirlo buscando el plan perfecto.

En la práctica, una estrategia de dilema que explote todas las opciones del sospechoso puede requerir varias técnicas coordinadas.

Por ejemplo, la demostración de un vehículo blindado, de forma amenazante o no amenazante, puede crear una distracción engañosa que dirija la atención del sospechoso hacia el lado deseado del escenario de crisis.

Un conjunto de competencias tácticas bien desarrollado por un comandante

La distracción permite a los equipos tácticos maniobrar hacia posiciones de ventaja en puertas o ventanas designadas.

Empleando técnicas de apertura y aseguramiento o apertura de troneras para fuego (gun-porting), estos equipos pueden establecer campos de fuego cruzados dentro del escenario de crisis que restrinjan la libertad de movimiento del sospechoso.

Se pueden establecer múltiples campos de fuego cruzados siempre que no exista posibilidad de fuego amigo.

Si se desea, los equipos tácticos pueden ingresar al escenario de crisis aprovechando la cobertura proporcionada por dichos campos.

Aunque el sospechoso no sea visible en ese momento, el empleo selectivo de agentes químicos impide que permanezca en su ubicación o se desplace a otra.

Si no espera estas acciones, el elemento sorpresa limitará su capacidad de respuesta.

El sospechoso se enfrenta entonces a una circunstancia en la que cualquier curso de acción puede ser explotado.

Durante un despliegue táctico, el indicador del éxito operativo es el conjunto de competencias tácticas bien desarrollado de un comandante.

Dado que las competencias son producto de la educación, el entrenamiento y la experiencia, una organización de formación táctica reconocida ofrece a los comandantes la mejor oportunidad para perfeccionar sus habilidades de liderazgo y validar su aptitud en planificación operativa y toma de decisiones críticas.

Ken Witt: Curso para Líderes de Equipos SWAT

Este curso de liderazgo táctico está diseñado para fortalecer la planificación operativa previa a los eventos tácticos y las habilidades de toma de decisiones críticas durante situaciones tácticas.

Debe reconocerse que las condiciones para el éxito de las operaciones tácticas se desarrollan con años de anticipación.

Por ello, este curso también guía a los participantes en cómo establecer dichas condiciones.

Una comprensión clara de las estrategias, atributos y competencias de liderazgo establece la base del programa —en resumen, lo que un líder debe ser y saber.

Sobre esa base se construyen las demás habilidades de liderazgo: desde la selección de personal y los conceptos de entrenamiento hasta la mitigación de responsabilidad legal y la incorporación de lecciones aprendidas mediante debriefings.

Una vez comprendidas las condiciones para el éxito, se analizan los pasos de planificación para operaciones tácticas previstas y no previstas.

Esto implica anticipar los cursos de acción del sospechoso, evaluar riesgos operativos, desarrollar e implementar planes tácticos y modificarlos según sea necesario durante un escenario de crisis.

El curso combina diversos métodos de aprendizaje en aula —clases apoyadas con material multimedia, ejercicios grupales, discusiones, debriefings y análisis críticos de casos.

Fuera del aula, los participantes validan los conocimientos mediante dos ejercicios prácticos que incluyen reconocimiento del lugar, obtención de inteligencia, planificación operativa y briefing operativo.